
El director general de 3P destaca las cifras de negocio y el posicionamiento internacional que está alcanzando la empresa como unas de las claves para el futuro.
Aún echa de menos el laboratorio, «la bata es lo mío», comenta Dámaso Molero, director general de la empresa biotecnológica 3P Biopharmaceuticals, pero ahora otras gestiones más estratégicas ocupan su día a día. Este licenciado en Farmacia pamplonés recibió en 2007 el encargo de poner en marcha la primera fábrica de proteínas CMO (Contract Manufacturing Organization) de capital español, así que tras dedicarse a la producción farmacéutica en varias multinacionales y en diferentes países como Inglaterra, Italia, Estados Unidos y Japón, regresó a Navarra con la idea de construir una planta biotecnológica que compitiera en el mercado internacional.
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