
Adquisiciones o fusiones se estan convirtiendo en movimientos habituales como parte de la estrategia de
crecimiento de las compañías farmacéuticas. Según datos de Bloomberg, en 2014 se batió el récord de adquisiciones y fusiones en el sector farmacéutico global, superando los 260.000 millones de $ (unos 230.000 millones de €), casi el triple que en 2013.
Este 2015 parece que la tendencia permanece, tal y como asegura Luis Zaragoza, director en el área de Deal Advisory de KPMG en España. «Se prevé que se mantenga la tendencia de crecimiento de actividad en 2015 y prueba de ello es el valor transaccional de las 10 principales operaciones anunciadas, que asciende a 350.000 millones de $ (307.000 millones €) segín nuestro último Deal Capsule para la industria farmacéutica».
Los signos de recuperación económica global pueden explicar por qué las compañías se animan a realizar este tipo de operaciones, tal y como asegura Pablo Moreno, director de Operaciones de Clientes de IMS Health. «Observamos más estabilidad en la situación económico-financiera a nivel global; lo que también es necesario para que sigan produciéndose operaciones, para que haya voluntad politica dentro de las entidades afectadas», explica. «No obstante, el alto número de operaciones corporativas es también producto, dice, «de una tendencia de medio y largo plazo del sector farmacéutico, que en su maduración, requiere de este tipo de operaciones para encontrar nuevas eficiencias y seguir avanzando».
A su modo de ver, el aumento en los costes de la investigación, unido a la búsqueda de una mayor especialización, podrían también ser las razones que expliquen estos movimientos. Zaragoza encuentra un patrón común entre las grandes operaciones del 2014 marcado, dice, por el «acceso a nuevos mercados, la bússqueda de la especialización y redimensión de estructuras, la búsqueda de liderazgo en nichos específicos de mercado y en base a estructuras de transacicón en muchos casos imaginativas».
Aquí destaca, por ejemplo, el intercambio de negocios entre comprador y vendedor. Además destaca «la vuelta del capital riesgo en los procesos de compraventa en la industria farmaceéutica tanto en las grandes transacciones como en las de middelmarket».
En cuanto a donde puede residir el interés de las compañías a la hora de plantearse nuevas adquisiciones, el director en el área de Deal Advisory de KPMG, apunta a la entrada «en segmentos menos regulados y que prometen crecimientos y rentabilidades superiores como pueden ser los OTC, los genéricos, la salud animal, los productos nutricionales, los cosméticos, los medical devices o los determinados servicios sanitarios»,
Todos miran a Pfizer
Por ejemplo, a corto y medio plazo, el análisis de Bloomberg apunta a Pfizer como el protagonista de una posible futura adquisición, sobre todo, dice, tras el fracaso de comprar AstraZeneca por 72.000 millones €. Los analistas apuntan a Actavis, Bristol-Myers Squibb, GlaxoSmithKline y Abbvie como posibles opciones de compra para la norteamericana.
Pero ahora como se puede leer en Biospace, algunos analistas piensan que Pfizer puediera subir la oferta por AstraZeneca hasta los 130.000 millones de € !!!!
Precisamente la compañía estadounidense empezó el año cerrando un acuerdo de compra de Hospira, farmacéutica especializada en biosimilares e inyectables estériles por 15.000 millones €.
Otra opción que apunta Bloomberg es a la posibilidad de que Pfizer se divida en varias compañías, como ya hizo en su día Abbott. Entre las áreas más atractivas para la estadounidense destaca la oncologia. A finales de 2014 firma un acuerdo de colaboración con Merck para desarrollar y comercializar una molécula en fase de ensayo clíinico consistente en un anticuerpo para el tratamiento de distintos tipos de cáncer. La inmuno-oncología, dice, podría ser la clave.
Además de las posibles grandes adquisiciones, «también es posible que se den operaciones más pequeñas de transferencia o intercambio de parte de los negocios de las distintas compañías, que vendrían a refinar las estrategias de las mismas en la dirección de una mayor especializacón», explica Moreno. A su manera de ver, «la especialización proporciona ventajas de eficiencia tanto en investigación como a nivel comercial, lo que puede estar detrás de algunas de las operaciones que se han producido». Sin embargo, teniendo en cuenta la inversión necesaria en el desarrollo de un producto innovador, «una excesiva especialización puede suponer un cierto riesgo financiero, porque el fracaso de una linea de investigación en la que se haya invertido mucho dinero podría poner en peligro la supervivencia de una compañía».
Esto, dice, «es una fuerza que juega al tiempo contra la especialización y a favor de movimientos y procesos de concentración, que se irán produciendo, de forma lenta pero constante».
Fuente: Marta Riesgo (El Global)
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